Hace un par de días volví a pisar la playa, cosa que no había hecho desde el verano pasado.
Casi ya no recordaba la sensación de la arena caliente en mis pies, la sal en el cuerpo y los rayos de sol en la cara.
Nadé por el mar hasta no poder más, salté las olas, me asusté con los peces que nadaban alrededor mío, tomé el sol, jugué a las palas y estuve al lado de la mejor compañía que podría desear.
¡ Fue un día fantástico y así lo voy a recordar!